miércoles

Oráculo de Nostradamus

HISTORIA

Cuando la humanidad se encuentra a las puertas del nacimiento de Michel de Nostradamus (1503-1566), el nombre del vidente más famoso del Renacimiento europeo continúa provocando asombros por los presagios que fue capaz de vaticinar, pero también aprensión por ciertas palabras oscuras, minuciosamente expresadas, que el profeta de Salón-de-Provence arrojó a la posteridad de un impreciso futuro.
Aparte de su dimensión profética, sus escritos se caracterizan por un modo de expresión común a las personas cultas de la época: el lenguaje de las alegorías. De hecho, las profecías de Nostradamus forman un conjunto de figuras retóricas bastante comunes en su tiempo (personas, lugares, animales, objetos, colores, etc.) que componen un discurso sibilino. En muchas de tales figuras se basa esta baraja, por su simbolismo, que es propio de la época del gran profeta, y por el estilo del lenguaje visual, en este caso realmente "figurativo".

LA BARAJA

Como escribió Cesare Ripa, las alegorías son "imágenes hechas para significar una cosa distinta de las que se ven con los ojos del cuerpo". En otras palabras, son como un espejo distorsionado de los vicios y de las virtudes, de los sentimientos y las pasiones humanas, de las artes y de las ciencias, de los elementos de la naturaleza. De ahí que estas cartas se encuentren manifiestamente fuera del tiempo, y eso las hace perfectas para el uso adivinatorio, ya que, poniendo a contribución los procedimientos adecuados, constituyen un instrumento de inspiración con el que resolver situaciones cotidianas o interpretar los sentimientos y deseos que acompañan la vida humana.
Las cartas del Oráculo de Nostradamus son tan accesibles para los iniciados como para quienes se aproximan por vez primera a la precognición del futuro mediante la cartomancia. El nombre de la carta es también su palabra clave. Este oráculo consta de 32 cartas.

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